Nombre: Pensando el mundo
Ubicación: Chile

domingo, diciembre 10, 2006

El enfermo imaginario

El Hospital Militar es la última “trinchera” del ex dictador

Abogados de derechos humanos pidieron que la justicia determinara si el diagnóstico efectuado a Pinochet el fin de semana pasado fue “exagerado”. Indagando en su historial clínico, no cabe duda de que su salud está estrechamente ligada a los vaivenes judiciales de los múltiples casos que se siguen en su contra.
La Nación

Daniel Pacheco

Aunque esta vez fue en serio, la rápida recuperación de Augusto Pinochet de un infarto al miocardio y un edema pulmonar, sufrido el domingo anterior, hizo sospechar a sus detractores sobre la veracidad de su enfermedad. Y no es para menos. Su historial clínico muestra varias coincidencias entre hospitalizaciones y citaciones judiciales.

PRIMERA CAÍDA: LONDRES

Durante su obligada estadía en Londres –octubre de 1998 a marzo de 2000–, tras la operación a su hernia lumbar y posterior arresto, sufrió dos desmayos debido a su aguda diabetes y la bajada de azúcar en su sangre. El primero fue el 2 de septiembre de 1999, luego de tomar el té con Margaret Thatcher, y el segundo, siete días después ante el embajador de Chile en Inglaterra, Patricio Cabrera. Ambos desfallecimientos tuvieron profusa cobertura mediática.
Finalmente, a principios de 2000, por razones humanitarias, el entonces ministro del Interior británico, Jack Straw, rechazó extraditarlo a España.
Al volver a Santiago –3 de marzo de 2000–, el general se internó ocho horas en el Hospital Militar (HM). El 20 de marzo pasó tres horas en el mismo recinto tras un desmayo. Al día siguiente fue sometido a un escáner cerebral en la Clínica Las Condes. El 29 de marzo se hizo un examen cardíaco en el Centro Radiológico Flemming. El 21 de junio se realizó exámenes otorrinolaringológicos en el HM.

CARAVANA DE LA MUERTE

A pesar de su intenso periplo hospitalario, el 8 de agosto, Pinochet fue desaforado por el caso Caravana de la Muerte, a cargo del juez Juan Guzmán.
El 6 de septiembre volvió al HM con problemas para caminar, ocho días después se realizó un chequeo general y el 29 una intervención dental. Su defensa argumentó que los achaques no le permitían enfrentar un juicio. Mientras la Corte de Apelaciones resolvía si ordenaba peritajes médicos, a fines de octubre Pinochet se “atrincheró” por nueve días en el HM aquejado de neumonía. Paralelamente, los exámenes neurológicos y mentales, dispuestos por el tribunal de alzada, revelaron una “demencia subcortical de leve a moderada”.
El 1 de diciembre, el juez Guzmán lo procesó y dictaminó su arresto domiciliario, que quebró sólo para ir al HM y hacerse exámenes que su defensa adjuntó a la petición de sobreseimiento.
Y aunque el 26 enero de 2001 fue trasladado de urgencia al HM, el 5 abril se le vio de compras en el Mall Alto Las Condes, generando indignadas críticas entre sus detractores. Cuatro días después, el ex comandante en jefe se fortificó en el HM por un “nuevo episodio vascular cerebral transitorio”.
Días antes de que la Corte de Apelaciones resolviera sobre su sobreseimiento, Pinochet se guareció una semana en el HM por una dolencia odontológica. Para el Ejército se trataba de “decaimiento, malestar, trastornos metabólicos y presión arterial irregular”, y para los querellantes, “de un truco ladino para impedir su filiación”.
Poco después, Pinochet fue “sobreseído temporalmente” porque su “demencia vascular irreversible y progresiva” le impedía comparecer ante la justicia.
Su débil salud mental, argüida en el caso Caravana, le permitió rehuir los casos Prat, Cóndor y Calle Conferencia, pero también clausuró su vida política, y en julio de 2002 renunció al Senado y se fue a pasear a Iquique, lo que para muchos fue una burla a la justicia.

LOS COSTALAZOS

En marzo de 2003, mientras la Suprema analizaba su desafuero por el caso Calle Conferencia, se parapetó en el HM para que le enchularan su marcapasos, y en abril porque se fracturó un dedo del pie izquierdo.
Pero esa no fue la única rotura ósea sufrida ese año; en noviembre, su muñeca izquierda no resistió el costalazo que se dio mientras reposaba en la V Región.
Durante 2004, su rol en la Operación Cóndor revoloteó sobre su flanco judicial. El 20 de enero, un nuevo porrazo le fracturó un hombro y lo regresó al HM. La familia no ahorró detalles para explicar que Pinochet no podía cuidarse solo.
Sordera y dificultad para caminar, además de un “estado físico bastante deteriorado”, le describió el juez Guzmán en su informe. Y aunque fue desaforado el 26 de agosto y procesado el 13 de diciembre, el 7 de junio de 2005, Pinochet eludió la justicia por la angosta rendija de la “demencia moderada” que consignaron los informes médicos. Poco antes había acudido al HM afectado por desmayos e isquemia.

LOS DINEROS

La aparición de sus cuentas secretas en el Banco Riggs, a fines de 2004, condicionaron su situación judicial y política durante todo el 2005.
En enero de ese año, la entidad bancaria confesó haber ocultado 10 millones de dólares de Pinochet, quien durante el 2002 –a pesar de su escasa salud mental– efectuó complejas transacciones bancarias.
En octubre, el máximo tribunal lo desaforó y en noviembre lo procesó por corrupción y fraude tributario, y quedó con arresto domiciliario. Durante 2006, la salud del general estuvo estable, hasta el domingo pasado, cuando volvió a guarecerse en el HM con un ataque cardíaco y un edema pulmonar.
La rutina sanitaria no debería variar, pues la situación judicial de Pinochet aún está pendiente en los casos Riggs, Villa Grimaldi, Colombo y Berríos. Desde su trinchera de sábanas blancas, el general aguardará las resoluciones que la justicia tomará esta semana.